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Anabela o Carlos, tal vez fuera Anais y el cuento de las emociones.

  Foto de  Cleyder Duque  en  Pexels Tengo que confesar que no soy bueno recordando nombres, normalmente intento hacer un gran esfuerzo, por grabar ese nombre de la persona que me presentan o conozco en mi mente, pero como si no fuera con ella, mi mente prefiere centrarse en otras cosas de las personas que pasan por mi vida. Si que recuerdo cada persona que conozco (si exceptuamos su nombre) los nombres son importantes, pero más lo son y más nos diferencian las huellas emocionales que dejamos, esas si son únicas. Pues resulta que para esto mi mente si que quiere guardar que emociones compartí con cada persona, y como dejo una huella en cada parte de lo que soy. Hoy tras unas horas de trabajo, en un “break” de esos que la mente te pide, me descubrí hablando desde mis emociones de adolescente, de como era esa vida para mi. Seguramente Carlos y Anabela no se esperaban una conversación de ese tipo, pero Carlos, despojándose de su rudeza, tomo una postura relajada, se sentó y apoyo sus br
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Ismael y Daniel la visión compartida

Es difícil encontrar a gente que comparta una visión parecida, con la que ser capaz de conectar y seguir un guión mental, difícil de explicar sino se vive. En muchas culturas se encuentran parábolas, historias, relatos, como queramos llamarlo, que visualizan esa visión, ese pensamiento conectado, esa visión vital y necesaria.  Ver como interaccionan dos niñ@s pequeñ@s , suele ser divertido, a veces conmovedor, pero si nos paramos, y le damos mayor profundidad a esa visión, también es vitalmente revelador. Ismael y Daniel se sentaron juntos…., perdón es más exacto decir, fueron sentados juntos en el suelo del aula de una guardería. Era la primera vez que se veían, era la primera vez de cualquier experiencia compartida y ante esa situación, y ante la ausencia de cualquier perjuicio adquirido (benditos 2 años), surgió un vínculo del que no pude, sino contemplar y ahora relatar. Ismael y Daniel cogieron juguetes que tenían a su alrededor, fueron disponiendo un coche, unos soldados,

La decisión de Nadine

Entre muchas otras Nadine resaltaba por su fuerza realizadora. Como si fuera un ciclón arrollaba los proyectos, poniendo toda su fuerza creadora, en las relaciones y en su vida ese ciclón también se ponía en marcha. Hace no mucho que conocí a Nadine y como en otras ocasiones, las casualidades y recovecos del destino, consiguen ayudarte a descubrir a personas increíbles. No era por trabajo, (aunque en una pequeña parte si he de reconocerlo), pero cuando Nadine entro en mi círculo de confianza lo hizo de una manera temerosa, abriéndose poco a poco, teníamos conversaciones cortas, concisas con mensajes breves solicitando respuestas, algo que evidentemente no tenía. Poco a poco, pasado un tiempo, Nadine fue abriendo su vida a través de las conversaciones que manteníamos, cada vez era más fácil hablar y llegar a aquellos temas que realmente le preocupaban, peor esos temas a su vez creció en complejidad.  Nadine se daba cuenta que tenía muchas decisiones que tomar, en cada co

Cuando encontré a Marina

Es frecuente encontrar a gente, con la que puedes sonreír, también es común encontrarte a gente, con la que compartir una risa abierta. Somos tantos en el mundo, que a veces parece fácil, y más aún, si sueles ir con una “sonrisa de presentación” allá por donde vas. Podría comentar mucho acerca de las diferentes sonrisas y risas que uno ha vivido, pero parecería un pesado trabajo de fin de Master de Sociología o Psicología,  acerca del comportamiento y la sonrisa. Cosa que espero no hacer, simplemente por no considerarme adecuadamente preparado. Vayamos mejor al tema en cuestión. Marina es una chica, bueno una mujer, (cumplir años te hace ver a todo el mundo muy joven) de esas personas que te sonríen con la mirada , si has leído bien, “con la mirada” . Mi hijo seguramente me preguntaría, ¿cómo se ve una sonrisa en la mirada papa?, y yo le respondería muy solemnemente “Eso se ve, uno simplemente lo sabe”, aunque no sabría cómo explicárselo, simplemente intentaría sonreírle co

Heino, “régulo de Tallin”

Como prometí, Heino iba a tener su capitulo. Como empezar a contar algo de Heino, tal vez sea el más difícil de entender, pero a la vez el más epiceno para sus acciones. Me explico, Heino parte de ser hijo de militares rusos , con lo que sus voraces ganas de vivir y descubrir, siempre quedaron supeditadas a rectitud y moralidad del hogar donde se crió. No fue un niño infeliz, para nada,  simplemente vivió dentro de lo que le permitieron, y sobre ello fue capaz de desarrollar una parte de cómo es él. Una de las primeras cosas que me sorprendió de Heino, era como constantemente sonreía por todo, algo típico en extranjeros que no entienden muy bien un idioma y simplemente pretenden agradar. (Aunque en los rusos no suele ocurrir, perdón estonios, no quiero un conflicto a estas alturas...), Ello provoco al principio, que hubiera ciertas conversaciones con el consabido cachondeo, algunos de los “erasmus” hablaban  sonriendo de algo triste o diciendo insultos, a los que Heino respondía con u

Iruna “La buscadora de vidas”

Me gusta siempre presentar, y hablar de quienes forman parte de estas historias, y evidentemente no lo voy a dejar de hacer, Iruna es de Tallin (Estonia), uno de esos países que desde aquí vemos como fríos, al igual que sus habitantes, nos los imaginamos altos/as con pelo rubio, pero Iruna no es así, es morena ojos castaños no muy alta pero de sonrisa cálida, tal vez tenga alma mediterránea. Hace relativamente poco que conozco a Iruna, pero me da la sensación de que la conozco mucho antes de verla, un amigo común (Heino) me la presento en una charla sobre deporte, como no, pero no solo eso teníamos en común Heino, Iruna y yo. La verdad es que compartíamos formas de ver la vida, al tiempo que nos gustaba compartir las experiencias que habíamos pasado. La cultura estonia en muchos aspectos es diferente a la nuestra, pero las personas, no lo suelen ser, solemos parecernos en lo que sentimos más de lo que creemos y en eso éramos capaces de ver la vida de otra forma.  Al lio, que

La decisión de Mojca, “Maria” para los amigos.

Podríamos decir que conocer a Mojca fue una gran suerte. Mojca o María para los amigos, es de esas personas que te ayudan en la vida a darte cuenta, de que las cosas importantes, muchas veces vienen disfrazadas de lo más común y rutinario del mundo. Comer, dormir, disfrutar, con los amigos, jugar con tus hijos. Si, Mojca conseguía que pensaras en todo eso de una forma diferente, como si descubrieras  que cada vez que lo haces, es nuevo. Mojca se podría decir, que a sus 30 años, era el prototipo perfecto de mezcla de pueblos, tal vez por eso era así, tenia lo mejor de todos. Nació en Berna, de padre checo y madre holandesa y con abuelos italianos y alemanes, su árbol genealógico debía parecer una torre de babel. Pero vayamos a lo importante, hace ya algún tiempo Mojca visito mi ciudad y como no podía ser menos, me llamo para vernos, quedamos en ir a cenar. Apareció discreta, pero vestida con esa sonrisa que evitaba fijarse en sus tacones. Ufff siempre igual, me dejaba bajito y